Godspeed You! Black Emperor - Lift Your Skinny Fists Like Antennas to Heaven (2000)
La belleza de las primeras veces
Este texto, en un principio, iba a ser muy diferente. En mi mente, era el momento de explayarme con la genialidad que es el Relationship of Command y por fin contar lo mucho que me explotó la cabeza cuando, uno de los miembros de Orxata Sound System se pasó toda una clase de informática aplicada a las Ciencias sociales contándome que el punk también podía ser inteligente. Yo, la verdad, estaba flipando con Pattern Against User y lo escuchaba más bien poco. Pero hace relativamente poco, me enteré de que la persona que me descubrió a Godspeed You! Black Emperor, por las mismas fechas en las que supe de la existencia de At The Drive-In, había fallecido de forma repentina. Curiosamente, ya lo había visitado, en mi recuerdo, hacía unas semanas cuando Godspeed abandonó el streaming y decidí premiar su gesto comprando el Lift Your Skinny Fists Like Antennas to Heaven. La coincidencia temporal de estos dos momentos, que falleciese y que yo pensase en el, es verdaderamente increíble, sobre todo, porque hacía mas de 20 años que no sabia nada de el, ni me importaba lo más mínimo. En fin, la vida, la muerte y Godspeed You! Black Emperor.
Me vais a permitir que aproveche este post, para ponerme un poco más sentimental que de costumbre, dadas las circunstancias. Siento la necesidad, en el cuarto post, de emprender una pequeña reflexión meta sobre lo que significa este ejercicio y es que, para mi, todos los puntos convergen en una misma dirección. Esta lista, al fin y al cabo, pretende ser un recorrido por los discos que más me gustan y, todos y cada uno de ellos, están ligados a algún momento de mi vida y de mi trayectoria personal. Tengo la suerte, buena o mala, de contar con un periodo muy difícil, en el que yo estuve muy perdido y en el que casi nunca soy capaz de contarme que es lo que ocurrió a ciencia cierta. Sé, como es lógico, que todo recuerdo es inventado, pero esto es un pasito más allá. No es que sea inventado, es que lo experimento como pequeñas burbujas inconexas entre sí y, en muchas ocasiones, la única manera de unirlas es a través de la música y de los discos que actúan como faros improvisados. Los álbumes que estaban, los que dejaron de estar o, incluso, los que me regalaron algunas personas que ya no están. Son los railes sobre el que viajan todos mis recuerdos. Forever Changes, por ejemplo, sé perfectamente quien, cuando y como lo descubrí. Aunque sea incapaz de decir nada mas de aquel momento. Paranoid o Electric Warrior, exactamente igual. Z de My Morning Jacket, Pequeñas burbujas de luz, que me embisten, cada vez que suenan. Yo, lo sabia, pero no era consciente de hasta que punto iba a afectarme. Ahora, siento la necesidad de seguir desanudándome, más, de quitar todo lo performativo y entregarme a esto, porque esto es, a fin de cuentas, lo que hay. Nada más. Cada uno de estos discos, es una parte esencial de mi persona.
Así que, me senté a pensar y a dar vueltas a lo que significa Lift Your Skinny Fists Like Antennas to Heaven. Siendo sincero, no fue un amor a primera vista. Yo no creo que nadie, en realidad, se haga fan de esto de buenas a primeras y sin tener ni idea de nada. Es un poco como los primeros cigarros o los primeros tragos de vino, que si, que está muy bueno, pero sabes que en el fondo no te está gustando tanto. Así lo sentí en su momento y no fue mi disco de Post-Rock favorito, aunque sea el que se ha quedado de todos cuanto poblaron mi biblioteca y mira que hubo un momento en el que estuvo cargadísima de esto. Hoy tan solo me quedan Este y Agaetis Byrjun, pero no creo que hable de el porque creo que la cuota queda más que cubierta. El caso es que es hipnótico, es atractivo, es majestuoso, telúrico incluso. Es una de esas obras que te dejan claro que eres pequeño, que eres mortal y que solo estas aquí, de paso. Simplemente, de paso. Que el avance es tan inexorable como las crestas que componen sus canciones y que tarde o temprano, por suerte se dilata y se llena de minutos, todo va a terminar. Como mi no-amigo, que se murió. Como todos, que nos moriremos. Y todas también, no os flipéis amigas (si, Ana y María).
Para quienes no lo conozcan, si es que aun queda alguien, estoy hablando de uno de los discos más canónicos del llamado Post-Rock y, en concreto, del Post-Rock canadiense. Lo señalo porque existe una diferencia en cuanto al estilo que practican en Canadá, que representa una vertiente muchísimo más esteta que la versión estadounidense, que tiene a Slint como gran referente, pero intentar hacer una genealogía es materia de tesis y no estamos para esto. Tan solo señalar, que la propuesta de GYBE se caracteriza por ser preciosista, por hacer un uso muy intensivo de las guitarras para construir paisajes y llenarlas de texturas sonoras que son capaces de transmitir un discurso cargadísimo a nivel emocional, sin perder un ápice de potencia y de fuerza. Para mi, es especialmente reseñable el que prescindan de las palabras, aunque a veces usen voces grabadas. De esta forma, la emoción que movilizan no pasa por la angustia vital expresada o recitada como ocurre en Spiderland, únicamente se manifiesta a través de la instrumentación, algo que yo valoro muchísimo y me facilita la conexión personal con sus canciones. En cualquier caso, para mi, estamos frente a uno de los grupos más interesantes de cuantos poblaron aquella escena, hoy tan anquilosada, como extrañamente viva. No en vano, el ultimo disco de la banda, que lleva como necesario titulo: “NO TITLE AS OF 13 FEBRUARY 2024 28,340 DEAD”, en referencia a los muertos en el genocidio israelí, es un disco muy notable. Existen otros nombres que merecen atención, como los islandeses Sigur Ros a los que me refería antes cuando señalaba el Agaetis, los escoceses Mogwai, los japoneses Mono o los españoles Toundra, pero también todos los compañeros de escena entre los que podría nombrar a Do Make Say Think, o Silver Mt Zion, como ejemplo más conocidos.
A nivel de sonido, por citar algunas pinceladas, destacan por ser claramente experimentales. La prioridad en sus composiciones no está en el respeto de estructuras prefijadas, más bien al contrario, cuanto más puedan romper las canciones mejor, deformarlas, alargarlas, maltratarlas, hacerlas desaparecer para luego generar grandes subidas de intensidad, lo que sea, al servicio de una expresión emocional tan pura como cruda. Aunque no siempre será así, es uno de los puntos que más aprecio en Lift y es que es bastante crudo y sincero en lo que propone. En el Post-Rock, por tanto, las canciones se dilatan en su minutaje, se van llenando de capas, y van creciendo en intensidad a medida que avanzan, construyendo un relato que se forma poco a poco, con mucha paciencia y gracias a todos y cada uno de sus múltiples recovecos y requiebros. Muchas veces, da la sensación de que se trata de un trabajo de orfebrería más que de música, o sencillamente tiene más de artesano que de artista. El caso es que este es uno de los puntos donde más grupos se suelen caer por el sumidero: la perdida del discurso y del tener cosas que contar, en favor de una técnica depuradísima, sin duda, pero absolutamente vacía. Y es que, sin emoción, el Post-Rock, solo es turra. Minutos y minutos de pura y tortuosa turra. Preciosa? sin duda, pero a mi no me interesa nada. A mi juicio, GYBE, como he señalado antes, son uno de los pocos ejemplos que han sabido construir una carrera con un discurso claro, siempre alineado en la izquierda, y en el que han ido creciendo e integrando grandes y sugerentes elementos de evolución en sus propios postulados, integrando nuevos sonidos y teniendo algo que contar, la mayoría de las veces. Valen muchísimo la pena, si me preguntan.
Ahora, llegados a este punto: ¿Cómo explico lo que significa este disco? Como podría transmitir todo ese torrente de emociones, como puedo describir la potencia física de sentir como se eriza el vello con las primeras notas, como transmitir la rareza inicial, el no entender muy bien que está pasando pero no querer irte, la sorpresa de los primeros cambios de ritmo, las admiración de las primeras capaz de la segunda canción, el silencio insondable, incomodo y doloroso de la segunda parte, que se dilata hasta la tercera canción, cada cambio, cada vuelta y cada esquina. Como mostrar, solo con palabras, que me derrito de pura emoción desbocada en todas y cada una de las notas, como expresar que me siento que me voy haciendo cada vez más pequeño y que poco a poco empiezo a flotar en una especie de nebulosa blanca, que me arrastra y que me hace rebotar entre dunas, como explicar lo que es llorar de pura y sincera emoción, justo antes de que la cuarta canción suba. A veces, me encantaría poder señalarte, mira esto que están haciendo aquí, con una copa de vino y un cigarro, y poder conmovernos juntos. Reírnos, porque soy un bocazas y no puedo esperar a que se termine la progresión, porque ya estoy tan subido, que ya no puedo más y, de repente, saltar del sofá. Saltar completamente hipnotizado, y probablemente algo narcotizado, saltar sin sentido alrededor de la habitación cuando suenan los acordes vivos de la ultima progresión y tumbarme en el suelo, exhausto para tomar aire y entregarme sin más a la belleza. Como aquella vez, en tu casa.
La única verdad que puedo transmitir es que este disco es pura belleza y con el, aquella noche, aprendí a admirarla y experimenté un placer que, hasta entonces, me era absolutamente ajeno. El de, sencillamente, experimentarla y, más concretamente, que la música también era pura, cruda e insondable belleza. He querido darle muchas vueltas a este post, lo he escrito muchas veces y, al final, ha quedado este párrafo que resume exactamente lo que es Skinny para mi. Sin más, es esto y, ahora que se ha terminado, hay que saber gestionar este silencio que es tan doloroso, y necesario, como la perdida. Cualquier perdida. Pero no me iré sin antes aclarar que este recuerdo es inventado y que no es un obituario. No hay ninguna casa, de nadie. O es la casa de todos. La belleza, es mucho más bella cuando la compartimos, aunque es una de esas pocas cosas, como morirnos o estar vivos, que lo hacemos nosotros y nosotras solas. Sin necesidad de nadie más.
Gracias Javi. Espero que, al menos, tuvieses una vida buena.
Ahora, ya nunca dejaré de acordarme de ti, cuando escuche el Skinny, aunque nunca lo hice.
🫂
Pobres Ana y María 🤣