#16 Informe de la semana 43
Un recorrido por mi semana a través de los discos que he estado escuchando
Foto de Clem Onojeghuo en Unsplash
A lo largo de esta semana, he estado dedicado a otras cosas y no he tenido mucho tiempo para escuchar música. Al menos, no para escuchar muchas cosas nuevas. Aunque, como siempre, algo ha habido. Estos días, estoy enfrascado en la lectura del libro Come As You Are: La Historia de Nirvana, la biografía oficial y aceptada por Kurt sobre el grupo. Fue escrita por Azerrad, el mismo de Nuestro Grupo Podría ser Tu Vida y está muy de moda estos días, al albur del 30 aniversario del In Utero. Lo que llevo leído es interesante, aunque de momento demasiado centrado en las peripecias de juventud de Kurt y algo errado en el tono, cosa que achaco a que es un libro de 1993 y la visión de algunas cosas no es la de hoy. Hay pasajes en los que el horror es tal que la lectura se hace difícil, aunque se les pretenda quitar importancia o contarlo de una forma suave. En cualquier caso, para mi, lo más interesante de todas estas lecturas, la siguiente será Todo el Mundo Adora Nuestra Ciudad de Mark Yarm, es que me están haciendo comprender la escena de Seattle de una manera muy completa y estoy empezando a darme cuenta de las diferencias entre las propuestas de bandas como Alice in Chains o Pearl Jam y Nirvana o Mudhoney. Tendré ocasión de desarrollar esto con más calma.
La lista de esta semana, está poblada de discos que tengo medio escuchados y sobre los que no he desarrollado una posición demasiado clara o me falta contexto. Este es el caso, por ejemplo, de No Pocky for Kitty de Superchunk, otro disco azul de 1991 (como Nevermind y Copper Blue) del que no había oído hablar y que estoy disfrutando mucho estos días y del que no estoy en condiciones de analizar. Hay muchas cosas interesantes de las que hablar y me gustaría dedicarle el tiempo que merece. Lo mismo me ocurre con los otros de The Kinks, el Lola Versus Powerman and the Moneygoround y Arthur or the Decline and Fall of the British Empire, el Dust de Screaming Trees y el The Argument de Fugazi a los que volveré más adelante. Son discos con bastante entidad y creo que es importante analizarlos con conocimiento de causa. Por tanto, esta semana reseñare el Silver Cord de King Gizzard and the Lizard Wizard, el Return de Deathcrash y el SAVED! de Reverend Kristin Michael Hayter
Como de costumbre, mis discos pueden ser consultados en Bandcamp y la lista completa de lo que he estado escuchando esta semana puede ser consultada aquí. Sin más preámbulos, vamos a comentarlos.
The Silver Cord (2023) - King Gizzard and The Lizard Wizard
Mis amadisimos King Gizzard vuelven por segunda vez este año. Esto es algo habitual en una banda con una cadencia de publicaciones tan intensa, solo desde 2012 llevan 25 discos. De hecho, casi se podría decir que, este año, solo han sacado dos. En realidad son tres, pero ahora lo abordamos. A nivel estilístico, además, destacan por su altísima capacidad de adaptarse a nuevos horizontes, nuevas texturas y nuevos experimentos y este disco no iba a ser menos. De esta forma, quedan lejos los tiempos del garage, del spoken word, del thrash metal, de la microtonía y la psicodelia de discos pasados y nos proponen un disco que hunde sus raíces en el sonido de los teclados, los sintetizadores, el acid house e incluso un poco de hip-hop en algunos pasajes. Ya, desde la portada, se intuye el evidente homenaje a Kraftwerk y a todo un estilo muy concreto.
La primera parte del disco, el que de verdad es The Silver Cord, destaca por ser exactamente lo que se espera de él. Es un disco de KGLW en modo sintes. Ni más, ni menos. Es agradable de escuchar, la calidad de ejecución de esta banda no debería ser puesta en entredicho, nada monótono y siempre capaz de hacer que la experiencia mantenga su interés a la largo de los 28 minutos que duran las siete canciones que lo componen. Ahora bien, para mi, se trata de unos KGLW haciendo experimentos y trasteando con nuevos artilugios, en modo automático y menos inspirados que en otras ocasiones (especialmente en comparación con Petrodragonic). En un primer momento pensé que era yo, que no estoy nada por los sintetizadores, pero tras un par de escuchas he llegado a la conclusión de que no es un disco que sea grandioso o tenga más interés que escucharlo un par de veces y deleitarnos con la capacidad de transformarse que tiene esta gente. Como cosa curiosa, es el primer disco que les escucho en el que me cuesta encontrarlos o, al menos, la idea que tengo de ellos. No creo que vuelva muchas más veces sobre este disco.
No obstante, la verdadera sorpresa de The Silver Cord se encuentra en el llamado Extended Mix. Esta toma extendida, lleva los temas a duraciones imposibles, siendo el primero de unos 20 minutos y el resto entre 10 y 15, haciendo que el disco dure un total de hora y media. Una duración completamente exagerada que, sin duda, le juega muy en contra y dificulta su posición. Ahora, resulta increible ver como lo que en el primero era todo contención y falta de originalidad, aquí estalla en preciosas progresiones, texturas electrónicas, momentos de Acid House, subidas y bajadas de intensidad, incluso llegan a fusionar trozos de PetroDragonic, en un ejercicio musical inigualable. En mi caso, lo puse para hacer la coña y asegurarme de que lo había escuchado y he terminado sacando 7,5 horas para ponerlo un total de 5 veces a lo largo de este fin de semana. Es café para los ultramegacafeteros y el público que va a disfrutar de esto, es aquel que le deja el tiempo necesario a las canciones para que te cuenten aquello que son. Aquí, no caben prisas, ni mentes cerradas porque nunca sabes qué es lo siguiente que va a llegar y esta bien que así sea.
No tengo muy claro cual pensaban ellos que sería The Silver Cord, pero, para mi, es evidente que es el extended mix. Este disco, se quedará como una de las grandes sorpresas de este año, no lo suficiente para levantar la propuesta conjunta, pero sí como para admirar este pasito más en la evolución de la obra de KGLW y reconocerles que, a pesar de la incontinencia, siguen haciendo canciones sólidas y potentes.
SAVED! (2023) - Reverend Kristin Michael Hayter
No hace mucho tiempo Lingua Ignota, el anterior proyecto de Kristin Hayter, murió. Ella lo mató. Decidió que ya nunca más volvería a tocar las canciones compuestas bajo ese nombre y el personaje desaparecería para no volver nunca más. De esta forma, se quitaba de encima el dolor que encerraba todo aquel proyecto creado con la voluntad de procesar la experiencia traumática del maltrato, la violación y el abuso del que fue víctima y se liberaba de los condicionantes creativos que éste encerraba. Así, las limitaciones de la propuesta que consiste en una especie de lírica mezclado con Drone, dando lugar a eso que se ha llamado Neoclassical Darkwave, dejaba paso a una nueva experiencia creativa que debía aparecer en un futuro. Yo la descubrí con Sinner Get Ready en 2021, porque leí una reseña en Pitchfork y la verdad, siendo una experiencia demasiado intensa y poco apacible, la disfruté. Por tanto, estaba expectante sobre su nuevo proyecto y lo he devorado ávidamente. Bueno, en realidad, en un primer momento pensé que era otra cosa pero una vez identificado lo he devorado con fruición.
El disco recorre algunos de los pasos marcados por su proyecto anterior y consiste en una revisión del folk norteamericano un tanto sui generis. En esta ocasión, se ha desprendido del metal, cosa que le agradezco porque me facilita muchísimo el escucharlo. No es que no me guste el metal, me gusta. Menos de lo que me gustaba, pero me gusta. Es que las exploraciones en el drone, el death y el black se me hacen muy pesadas y me siento cada vez más lejos. No obstante, dado que mi principal problema se suelen situar en las voces, estaba dispuesto a negociar, tal y como hago, y haré, con otras como Chelsea Wolfe que también va a sacar disco próximamente. En este caso, pues, Kristin Hayter coloca su vista en el gospel, estilo para el que está más que cualificada y realiza una serie de exploraciones a lo largo de sus canciones de lo más interesante. Sin desviarse mucho, es fácil reconocer que la base es gospel, es capaz de proponer una visión propia y actual de un sonido que no se suele prodigar mucho por los discos más actuales y en el que siempre he pensado que había mucho que sacar en claro. De esta forma, no le tiembla el pulso a la hora de deformarlo, cortar de cuajo la melodía, recuperando ejercicios que están muy presentes en el Hey What! de Low al que me remite bastante, o hacer mezclas que apuntan hacia un folk que aún está por aterrizar. En lo personal, me parecen muy interesantes I Will Be With You Always y All of My Friends Are Going to Hell y The Poor Wayfaring Stranger, además del temazo que cierra el disco que es absolutamente sobrecogedor.
Con todo, a pesar de la afectación de todo el conjunto y a la que hay que acostumbrarse, para mi, este disco es una de las joyas escondidas de este 2023. No es una propuesta fácil, pero la recompensa bien vale un poco de malestar.
Return (2022) - Deathcrash
Hace unas semanas recuperé los discos de Spiderland de Slint y Young Team de Mogwai, a raíz del nuevo disco de Explosions in The Sky. Esto desató mis ganas de seguir indagando sobre este género tan vilipendiado por la gente, como querido por mi. Ya hemos estado hablando del post rock, en otros informes, así que no voy a volver, pero si que voy a recordar que la brecha que se abre con Spiderland es grande y son muchos los grupos que, desde entonces, van a ir buscando en las propuestas que unen el post rock, con el hardcore, el emo y otras cosas con resultados, generalmente, muy interesantes. Este es el caso, por ejemplo, de Unwound, cuya propuesta se encuadra aun en el hardcore, de Godspeed You! Black Emperor, que son canónicos del post rock y ya ahondan en un componente fuertemente estético, de Polvo, que no teniendo nada que ver beben de la influencia de Spiderland y la filtran de maneras inesperadas o de ISIS, que lo mezclaran con el metal más extremo para dar lugar a una de las propuestas metaleras más interesantes que yo he escuchado. Por tanto, es fácil concluir que aquí, se abre una vía de exploración que nos va a dar algunos de los discos más interesantes de los últimos años de los 90 y los primeros 2000s y cuyos postulados terminan contagiándose en casi todo, aunque su ocaso alumbrara uno de los estilos más anquilosados y aburridos de cuantos se han conocido.
Pues bien, Deathcrash, grupo inglés ligado a la escena de Windmill (como no) se propone pescar en este charco. En el primero. Como en el resto de sus compañeros de escena, la influencia de Slint es potente en este disco y es evidente que Spiderland vehicula, en gran medida, la emocionalidad presente en Return. Así, constituye, como si de un juego de palabras se tratase, una vuelta al sonido primigenio, una puesta a punto después de los excesos de la primera década de los 00s. De hecho, su incapacidad para proponer algo nuevo es su principal defecto. Esto, además, queda patente en su siguiente disco, Less, cuyo interés, en consonancia con su nombre, es mínimo.
Sin embargo, como debut, no hay nada que objetar a este disco. Es muy largo, dura una hora y seis minutos, pero no se hace especialmente pesado. Las progresiones que lo componen, especialmente basadas en desarrollos de guitarras en forma de riffs pesados y unas baterías muy presentes y duras, sumado a una voz que más que cantar va recitando las letras ayudan a crear un estado de ánimo perfecto. De esta forma, nos invitan a transitar toda una serie de subidas y bajadas de intensidad, compresiones y descompresiones y una serie de transformaciones a lo largo de los 12 temas que lo componen sin recurrir a demasiados artificios y siendo todo bastante orgánico. A diferencia de otros discos de este estilo, se encuentra muy enraizado en el hardcore 90s, aquí convendría citar la probable influencia de Duster, aunque prescinde de recursos estridentes y opta por dulcificar el sonido sin caer en la monotonía y sin resultar plano en ningún punto (la mayor parte del tiempo) dando como resultado un disco emocionalmente intenso y estilísticamente preciso. No es el For The First Time de Black Country, New Road, que en su planteamiento encierra una voluntad parecida pero aun así, es muy exitoso. Para mi, el mejor tema del disco es Wrestle With Jimmy, pero American Metal o Unwind tmb son muy buenos temas. En cualquier caso, siempre es mejor disfrutar la experiencia completa, porque muchas de las canciones dialogan entre sí.
Quizá, visto con perspectiva, caiga en algunos de los errores y las tentaciones del post rock pero yo lo he disfrutado todas y cada una de las veces que lo he puesto.
Para la semana que viene:
Weezer (Blue Album) (1994) - Weezer
Coriky (2020) - Coriky
No Pocky for Kitty (1991) - Superchunk
Dust (1996) - Screaming Trees
Me parece bastante cómico que quizá este sea mi disco favorito de king gizzard evef.