#10 Los discos de la semana 37
Un recorrido por mi semana a través de los discos que he estado escuchando
Foto de Clem Onojeghuo en Unsplash
Para variar, esta semana parece que se regula un poco y, si bien es cierto que no me va a ser posible publicar en lunes, el martes parece ser el mejor día para establecer una rutina de publicación. Durante esta semana, las cosas se han ido estabilizando a mi alrededor y, poco a poco, voy encontrando espacios en los que poder desarrollar todas las partes de este y otros proyectos. Estad atentos y atentas, porque próximamente introduciré una nueva publicación bisemanal (o trisemanal, depende de cómo me vea).
En relación con las escuchas, esta semana tampoco ha sido especialmente prolífica y no he dedicado demasiado tiempo a hacer una escucha consciente limitándome, casi en exclusiva, a los discos que dejé planteados aunque he tenido la oportunidad de introducir un par de cosas que me han llamado la atención. El viernes, vino cargadito de novedades, con tres discos que me interesaron mucho: el de Woods, el de Baroness y el de Explosions in the Sky, con resultados algo dispares, ahora lo analizamos.
Como de costumbre, mis discos pueden ser consultados en Bandcamp (hay nuevos) y la lista completa de lo que he estado escuchando esta semana puede ser consultada aquí, aunque. a continuación, voy a comentar algunos de los discos.
Murmur (1983)/Reckoning (1984) - R.E.M.
El otro día, en una conversación, surgió el caso de R.E.M. y de cómo no se puede ignorar su enorme trascendencia en la escena independiente norteamericana de los 80. Este hecho, a día de hoy, no debería admitir discusión ninguna y es algo contrastable. Su influencia se proyecta de forma clara en casi todos los grupos de rock norteamericanos de los 90 y los 00 y son uno de los grandes grupos de la historia del rock. Aunque en mi pequeño mundo de suburbio llegaron los discos flojos y nunca tuve la oportunidad de escucharlos con detenimiento. Aquí, cabría una pequeña reflexión sobre el estado español, la modernidad y sus cosas, pero no lo voy a hacer.
Total, que llegué a ellos muy de mayor. Concretamente, el año pasado y concretamente via Automatic for the People. Este hecho, obviamente, marca el acercamiento de una forma contundente. Automatic, es un disco precioso, apabullante y crepuscular. Tan trascendente que, por momentos, parece el epitafio de todo un estilo en el que se plasman los caminos que va a seguir el rock a partir de ese momento. Muchos son los grupos que recogen ese testigo y lo llevan a nuevas cotas de éxito, pienso por ejemplo en Radiohead, pero hay muchos, y más evidentes ejemplos. Antes de Automatic, había escuchado Green (Kurt Cobain lo introduce en sus 50 discos favoritos) y había desarrollado un fuerte amor por Orange Crush. Aunque, quizá, lo que más me llamó la atención fue saber que Scott Litt, productor de Automatic, es también el del Unplugged de Nirvana y el sonido de ese disco es algo con lo que he crecido. En cualquier caso, nunca les había prestado mucha atención. No estaba preparado para el Power Pop y, sobre todo, no estaba nada familiarizado con la obra de Big Star. Todo esto cambió este año, así que decidí volver sobre estos dos discos a ver si entendía que hay en R.E.M. que me estaba perdiendo.
y, qué sorpresa, en R.E.M. está todo. Casi todo lo que me gusta, me ha gustado en el pasado y, según parece, me gustará en el futuro, ya se encontraba presente en R.E.M. El primero, Murmur, corresponde, además, al primer disco de la banda. Aún, tiene ciertos arreglos y decisiones un poco menos evolucionadas de lo que serán capaces de hacer luego y se encuentran muy pegados a las influencias de los grupos de power pop y punk primigenios de escenas como la neoyorkina. Sin embargo, REM ya presenta una importante capacidad para encontrar su sonido y presentar un estilo característicamente propio. Para mi, es un disco al que le tengo mucho aprecio y valoro de una forma muy positiva la búsqueda de la que hacen gala. El segundo, Reckoning, es la evolución lógica del primero. Aquí, todos los elementos del sonido del anterior se encuentran pulidos y engrasados y el sonido se parece mucho más a lo que identificamos como R.E.M. Ahora bien, si tengo que elegir uno de los dos, diría que el primero me resulta infinitamente más interesante que el segundo, precisamente porque se aprecian muchos más matices y mucha más búsqueda.
En cualquier caso, más allá de la arqueología del rock, se trata de dos buenos, y muy disfrutones, discos que harán las delicias de quien tenga a bien acercarse a ellos.
Today´s Actives Lifestyle (1993) - Polvo
No había oído hablar de Polvo en mi vida. Como si no existiesen. Pero un día, buscando información sobre otra cosa, aparecieron. Este disco, de 1993, se enmarca en un momento de transición generalizada, por lo que es complicado decir exactamente de qué se trata. La bastardía del sonido de Polvo, es una de las cosas que me han resultado más interesantes y evocadoras. En este sentido, por citar algunas influencias, hay post-hardcore en la misma línea que la encontramos en Slint o en Shellac, razón por la cual podemos hablar, además, de Math Rock del cual son considerados, muy a su pesar, un estándar.
Desde mi punto de vista, estamos frente a un disco que capta muy bien el sentir de su época y que ahonda en estructuras cuyo desarrollo posterior nos dará algunos de los mejores discos de la historia. Su influencia, además, sigue vigente hoy en día, y con muy buena salud, ya que grupos como Black Country New Road (con Isaac Wood), black midi o Squid son claramente deudores del sonido de este Today´s Actives Lifestyle. En este disco, el segundo de la banda, se afianzan los hallazgos realizados durante la grabación del anterior, dando una solidez en las partes de guitarras, compuestas por riffs complejos, disonantes y con un ritmo constante. No es fácil entrar, pero hay mucho oro en este disco que tradicionalmente ha sido menospreciado frente a otras obras de sus coetáneos.
Keeping Secrets Will Destroy You (2023) - Bonnie “Prince” Billy
Como curiosidad, y antes de entrar a hablar de este disco, comentar que la foto de la portada de Spiderland de Slint, del que hemos hablado en el párrafo anterior, es suya. Mi relación con Will Oldham se remonta a mi amadísimo I See a Darkness, de 1999 (es curioso cómo el azar hace que este disco llegase a mis manos en aquel lejano 99 y otros más evidentes no). Para mi, es un disco absolutamente indispensable y cuya influencia en mi propia manera de entender el mundo, la belleza y las emociones es de una importancia capital. Es un disco oscuro y denso que rezuma belleza y verdad en todos y cada uno de sus minutos. Una absoluta delicia que hace que, al menos, preste atención a cualquier cosa que el bueno de Will publique. En términos generales, suele mantener el nivel y este es, sin duda, un buen ejemplo.
Keeping secrets Will Destroy you, es un disco que apunta en el camino que emprende la carrera de Will, después de sus grandes discos y juega en el mismo charco en el que ha estado jugando los últimos años. De esta forma, se aleja un poco de la trascendencia y del peso oscuro del folk y abraza una luminosidad que, a decir verdad, no le queda mal. Es un disco bonito, no cabía otra cosa, disfrutable y agradable. Aunque para mi, no deja de ser un disco menor de un artista, cuyo interés hace tiempo que dejó de coincidir con el mío a pesar de que lo admire y lo quiera mucho. Con todo, si no lo conoces, este disco puede ser una perfecta puerta de entrada a la obra de un autor interesante y, por momentos, sublime. No en vano, hasta Rosalia (como medidor de éxito) en Los Ángeles, tiene una versión de un tema suyo.
Stone (2023) - Baroness
Mi relación con Baroness se inicia en el año 2010, poco después de la publicación del Blue, el que es su mejor disco, y unos años antes del Yellow and Green, el que yo más he disfrutado. Llegué a través de ISIS, Mastodon y el llamado Sludge Metal. Este sonido, cuyo vértice se sitúa en la intersección entre la densidad del Doom Metal y la agresividad del Hardcore, siempre ha sido uno de mis lugares favoritos y el descubrimiento de toda una serie de bandas que lo explotaban me llenó de alegría. A pesar de que no es un estilo especialmente prolífico, hay bastantes bandas reseñables y se han ido influenciando las unas a las otras, hasta llegar al estado actual, del que este Stone es un gran ejemplo.
Sin embargo, antes de entrar, querría dejar claras algunas cosas que me parecen importantes del sonido de este grupo en particular. Su principal aportación, algo que comparten con, por ejemplo Mastodon, es que fueron capaces de hacer accesible un sonido que, en origen, no era para las masas. De esta manera, redujeron la propuesta Sludge a su mínima expresión, redujeron los desarrollos progresivos e hicieron una música directa, fresca y contundente, sin rechazar la complejidad de unos riffs absolutamente apabullantes, intrincados y bonitos. Esta evolución nos ha dejado discos de la talla de Purple, de los propios Baroness, Once More ‘Round the Sun de Mastodon o Restarter de Torche, aunque el ejemplo más fino y evolucionado de todo este movimiento es el Admission de Torche, un disco que cabalga sin complejos entre el Sludge y su visión particular del pop. Baroness, con su disco anterior, Gold and Grey, pretendieron dar un paso más, siguiendo el ejemplo de Torche, pero lo dieron en la dirección equivocada y fue completamente fallido.
En este contexto, pues, nos acercamos al Stone. Esperando ver como el grupo era capaz de remontar el vuelo y volver a demostrar que son esa banda innovadora y creativa que habían sido en el pasado. Yo, por lo menos, me moría de ganas de verlos subir al podio del metal, a pesar que ya me encuentro más cerca de propuestas como la de KGLW y su incontestable Petrodragonic. El primer tema, segundo si contamos la intro, Last Word es un temazo nivel puede ser una de las mejores canciones de su carrera. A esta, le sigue Beneath the Rose que parece seguir en la misma línea en lo musical pero, de repente, una voz en algo parecido a spoken word te saca del disco y, amiga, ya no vas a volver. En efecto, aquí termina lo bueno y se convierte en unos cuarenta minutos de canciones a medio hacer, voces aleatorias y una constante pérdida de interés hacia la nada. Una verdadera lastima que marca el final de una larga relación de amor. No sé a dónde se dirige John Baizley, pero yo no pienso ir con él.
End (2023) - Explosions in The Sky
En mi despertar postadolescente, justo cuando llegó internet, lastfm, MySpace y el mundo se fue ensanchando, me encontré con Explosions in The Sky. Acababan de sacar el All of a Sudden I Miss Everyone, era febrero de 2007, tenía 21 años y estaba perdidisimo en la vida. En aquel periodo Explosions, y una enorme cartera de grupos post rock, me hicieron mucha compañía, hasta el día de hoy. Aún, muy de vez en cuando, vuelvo a All of a Sudden, o el Agaetis de Sigur Ros, discos que en sus desarrollos me evocan una emocionalidad que, en aquellos años de confusión, me costaba demasiado expresar. Hoy, ya no es lo mismo y, en muchos momentos, suenan algo cursis y demasiado planos por momentos. Esto, es más patente en Explosions, grupo que después de su obra cumbre: Those Who Tell the Truth Shall Die, Those Who Tell the Truth Shall Live Forever, disco tras disco, fueron perdiendo todo ápice discursivo hasta terminar siendo completamente irrelevantes. Aún así, y a pesar de que hoy me siento muy lejos del post rock, cuando me enteré de que iban a sacar un disco decidí echarle un par de escuchas. Aunque fuese por los viejos tiempos.
La sensación, al escucharlo, es un poco esa. Por los viejos tiempos. Explosions, siguen siendo los mismos. Todo está en su lugar. Las texturas, la belleza, a veces ramplona, las mismas progresiones. Todo igual, exactamente igual que cuando lo dejé, cuando decidí cerrarles las puertas. En un primer momento pensé que no estaba nada mal, es un buen disco, bien ejecutado y perfectamente pensado. No se sale ni un poquito del guión y ese es su principal defecto. Hay buena técnica, al servicio de una carencia total del alma. Explosions se mantiene, otro disco más, en su zona de confort.
Perennial (2023) - WOODS
Cerramos el reporte de esta semana con el nuevo disco de Woods. Que banda, esta. Al comenzar el año, no había escuchado nada de ellos y no estaba nada familiarizado con su obra. Sin embargo, una cosa me llevó a la otra y, aquí estamos, hablando de ellos, otra vez. A día de hoy, es el grupo del que tengo más discos en Bandcamp y es la tercera vez que reseño un disco suyo. Anteriormente, ya comenté mis impresiones sobre Sun & Shades y At Echo Lake, Bend Beyond y With Light, With Love. A día de hoy, mis impresiones sobre el Echo Lake y el Bend Beyond han evolucionado mucho y puedo decir que se tratan de grandes pilares de mi biblioteca. Para mi, este grupo representa la unión de algunas de las cosas que más me gustaban, en épocas pasadas, y que más me gustan ahora. Su pulsión garage, ahora ya muy tamizada, su psicodelia no especialmente pesada y ese sonido a mitad camino entre una suerte de pop y otra de Folk, es algo que todo junto se vuelve delicado e hipnótico. A veces más oscuro, otras menos, pero siempre es amor. Perennial, además, venía con el aviso de que WOODS are in bloom again. No os voy a mentir, mi hype con este disco era supremo y lo he gozado muchísimo.
Perennial constituye la enésima expansión del sonido de WOODS, con algunos de los temas muy trabajados y en cuyos arreglos se nota claramente la evolución de su propuesta, pero sin perder de vista los elementos más significativos de su sonido. El álbum, pues, se compone de un total de 11 temas, 4 de ellos instrumentales, que nos llevan en volandas durante los 44 minutos que dura y dan cuenta de ese halo onírico y voluntad preciosista que constituye su sonido y utilizando los intermedios instrumentales para añadirle una serie de capas a mitad camino entre la psicodelia y el folk que le da al disco un carácter muy personal y único. Nada suena a WOODS, nada suena a Perennial. Desde mi punto de vista, el tramo que forman Between the Past, Another Side, a mi juicio el mejor tema del disco con una duración de 6 minutos, y White Winter Melody, constituye uno de los mejores desarrollos que he escuchado este año y demuestra que estamos ante un discurso muy interesante. Pasado el ecuador del disco, por otro lado, va cogiendo fuerza y nos deja otra suite que es absolutamente deliciosa: Day Moving On, The Wind Again y, la que podría ser la otra mejor canción del disco Weep.
Que no nos lleve a engaño, aunque parezca pequeño, aunque dé la sensación de que carece de potencia, nos encontramos frente a uno de los grandes discos de 2023 y uno que, sin duda, merece toda la atención que le demos.
Para la semana que viene:
Cure For Pain (1993) - Morphine
American Water (1988) - Silver Jews
Lookout Moutain, Lookout Sea (2008) - Silver Jews
Bright Flight (2001) - Silver Jews
Purple Mountains (2019) - Purple Mountains
Colored Lights (2023) - Colored Lights
Food for Worms (2023) - shame
Rat Saw God (2023) - Wednesday