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Esta semana vengo un poco más tarde de lo habitual, pero el tiempo es el que es. Hace unos días terminé el infame libro Indies, hipsters y gafapastas. Crónica de una dominación cultural del no menos infame Victor Lenore, y bueno, he entendido algunas cosas interesantes. La primera, y para mí más importante, no existe un movimiento ideológico, intelectual o estético que emane de lo hipster como concepto. Esta afirmación, enmarcada en una reflexión sociológica un poco más profunda, requeriría una serie de explicaciones que, por espacio y no dar la turra, no voy a hacer aquí. Aunque sí que me gustaría aprovechar esta plataforma para señalar que los procesos sociales no ocurren contra personas individuales o no son ejercidos de forma unilateral. Esto, en esencia, quiere decir que las exclusiones de un tipo de cultura determinada, los cánones culturales o los referentes de una época, lo son por la suma de toda una serie de decisiones individuales, e inconscientes, de público y crítica y no, porque nadie quiera manipular la cultura o hacer desaparecer otro tipo de expresiones. El hecho de que el canon cultural se construya sobre los gustos de las clases dominantes es un resultado, no un medio de dominación cultural. Esto, evidentemente, no significa que no existan procesos de invisibilización, como por ejemplo ocurre con todo lo femenino, tan solo implica que las dinámica que generan estos procesos no están dirigidos por ninguna élite en la sombra. Si, es verdad, los medios más potentes cuentan con una mejor posición a la hora de incidir en el canon, pero eso no quiere decir que vayan a dominar el mercado o controlar el espectro cultural. Es más, las lógicas actuales del algoritmo y de Spotify, deben ser entendidas como un recrudecimiento de este tipo de dinámicas, pero el canon, en la medida en que funciona como una estructura en sí misma, es tanto estructurado, como estructurante. Dicho esto, el análisis cultural soporta muy mal el determinismo y, desde mi punto de vista, es el principal error de los libros como el de Lenore. No existe una mano invisible que ejerce la dominación cultural porque la dominación cultural, la ejercemos todos y, cada vez más, todas.
Volviendo al tema que nos ocupa, esta semana ha sido una semana un tanto rara porque he escuchado muchísimas canciones, pero ha sido un poco desordenado. El jueves, mi amado Nick Cave publicó el primer adelanto de su nuevo disco, al que me muero de ganas de hincarle el diente y, como no puede ser de otra manera, volví a su discografía. Normalmente, soy mucho más fan de la época post Skeleton Tree que de la época previa, aunque hay discos como Abattoir Blues/Lyre of Orpheus o Murder Ballads que son de mis favoritos de la vida y recientemente estoy descubriendo el Let Love In, que me parece una cosa increíble, ya tendremos tiempo de hablar de esto. Además, he aprovechado la excusa del nuevo disco de Kim Gordon, publicado ayer, para volver sobre la escena neoyorquina. En concreto sobre el excelente segundo disco de The Velvet Underground: White Light / White Heat que me parece una pequeña joya de vanguardia arty, algo difícil de digerir, pero muy influyente en el sonido de Gordon. Sobre todo en el uso que se hace del spoken word, muy presente tanto en Sonic Youth, como en The Collective. Hablaré de esto la semana que viene. En otro orden de cosas, he estado escuchando la colección de Sun Records de Johnny Cash porque es una debilidad personal y lo amo. La semana pasada publicaron una remasterización bastante apañada todas estas canciones y aproveché la excusa para volver a escucharlas: todo satisfacción. Por último, he caído definitivamente en las garras de ese grupo mayúsculo que es Radiohead y he estado escuchando el Kid A, vaya monumento. Volveré sobre él. Así que, en el terreno de discos a comentar esta semana, me voy a centrar esencialmente en tres: El Playing Favourites de Sheer Mag, el Core de Atención Tsunami y el I Got Heaven de Mannequin Pussy
Como de costumbre, mis discos pueden ser consultados en Bandcamp y la lista completa de lo que he estado escuchando esta semana puede ser consultada aquí. Sin más preámbulos, vamos a comentarlos.
Playing Favorites (2024) - Sheer Mag
En términos generales, no había oído nunca hablar de ellos. Es uno de esos grupos que aparecen en la vida casi por accidente y, por lo que sea, llaman tu atención. En mi caso, fue porque anunciaron un concierto en la sala 16 Toneladas en València, el próximo 23 de agosto y me plantee la posibilidad de ir a verlos. Todo en su propuesta parecía indicar que son un grupo que me podría gustar. Grandes referencias garage, reivindican la figura de MC5, un arte un tanto hard rockero y, en general, una fuerte tendencia al power pop de guitarras duras. Vamos, un caramelo para mi oídos. Así que, sin más, me puse a escucharlos y ver a qué sonaban.
En general su estilo no engaña, son sinceros y van bastante de cara. En su imaginario es fácil encontrar a los ya mencionados MC5, pero también tienen tintes de Thin Lizzy, aportando su lado más hard rockero. Para mi, quizá, el grupo al que más se acercan en sonido son Cheap Trick y su propuesta Power Pop de clara inspiración hard, aunque con querencias más pop y, a veces, las menos, una tendencia garajera muy leve, cuya impronta se observa en los arreglos de guitarras metálicas. Estamos, como se puede observar en un terreno fangoso y poco definido, que bordea el punk de bandas como Replacements, aunque también le huye. A esto, además, hay que sumar una voz con una fuerte presencia y una sonoridad tan interesante como peculiar. De esta forma, pues, se configura un sonido bastante único y personal que, sin embargo, no termina de funcionar en el formato disco o yo no he conseguido entrar y sentirme cómodo.
Este playing Favorites, empieza tal y como a mi me gustaría: bastante inclinado al hard y, en general, bastante duro, pero sin dejar de lado ese pop del que hablaba antes. Por momentos da la sensación de que se están echando a la espalda todo el legado de las grandes bandas de good old raca-raca (concepto extraído de
y adaptado por mi) y lo están trayendo al hoy. A mi, en lo personal, este ejercicio me gusta y me resulta de lo más atractivo. No es solo que los referentes que moviliza me gusten, es que además el sonido que tienen me parece acertadísimo. Sin embargo, a partir del umbral de la tercera o cuarta canción, el disco se transforma en otra cosa y empiezan a introducir una serie de elementos que me sacan completamente del disco y, en última instancia, no me gustan nada. En efecto, el pop que reivindicaban inicialmente, salta de década y de escena y, sin previo aviso, se afinca en los 80 de la historia interminable, dando lugar a un refrito demasiado poco definido y con las ideas demasiado emborronadas. Aun así, hay algunos temas que son muy rescatables, como es el caso de Moonstruck o Mechanical Garden, dos temas con una factura bastante destacable que, desgraciadamente, no levantan todo el conjunto aunque sí que demuestran la calidad de esta banda.Con todo, sus anteriores discos, a mi juicio, presentan un concepto un poco más unitario y, en general, un mejor desempeño. Especialmente el anterior, donde dan rienda suelta a su power pop más aor, además de indagar en temas políticos relacionados con el socialismo. Aunque la crítica, en general, fuese muy dura. Parece evidente que Sheer Mag es uno de esos grupos de los que se disfruta más en canciones sueltas que en disco algo que, para mi, es un tremendo no.
Core (2024) - Atención Tsunami
No soy especialmente dado a reseñar discos de corte estatal. No es nada personal y, desde luego, nada relacionado con las teorías conspiranoicas de la dominación cultural anglófila. Sencillamente, en general, me suele interesar bastante menos. Aunque en los últimos años, esta tendencia está cambiando poco a poco y es gracias a sonidos como el que presenta Atención Tsunami en este disco. No tengo absolutamente ninguna referencia previa sobre el grupo o sus discos anteriores, razón por la cual he decidido centrarme exclusivamente en lo que encuentro en este Core que, si bien no me ha convencido del todo, hay elementos que creo que son bastante rescatables y bastante interesantes.
Existe un amplio espectro de bandas, en el estado español, que se dedica a indagar en el baúl del emo, del screamo, del hardcore y sonidos muy similares. Algunos tiran hacia el post rock, es el caso de Lisabö, otros tiraban más al screamo y ahora al indietex (otro concepto extraído de
) como son Viva Belgrado (no recuerdo con seguridad si eran esta parte del atlas. Es coña, si que lo sé, son ellos), otros se mantienen en la fina frontera entre sonidos más atrevidos y propuestas más generalistas, como pueden ser Standstill y, todo esto, sin pararme a enumerar las extensas y prolíficas canteras vasca, madrileña y catalana. El caso es que Atención Tsunami, se encuadran en estas coordenadas aunque escuchando el disco, me da la sensación de que son muy conscientes, no solo del lugar que ocupan, también de los límites de su propuesta. Es más, este ejercicio de sinceridad hace que el disco, que en cualquier otro caso sería como mucho normalito, se torne en todo un viaje de lo más placentero.En cuanto a sonido, está todo encima de la mesa y no se esconden detrás de ningún artificio. Al igual que ocurre con Sheer Mag, los referentes son evidentes, aunque ellos sí que son capaces de encontrar una senda exitosa para plantear un discurso claro y, sobre todo, interesante. Suena a post rock, con querencias emo y una carga math rock que le conecta con cierto hardcore ya muy entrados los noventa. Sin embargo, lo más interesante del disco es como se apropian de todo esto para llevarlo a su terreno y hacerlo suyo. En lo personal, es donde me han ganado. No me han descubierto nada, que no sea a ellos mismos y eso, es justo lo que más me gusta del disco. Es pura honestidad emocional y técnica, todo contenido, nada estruendoso y nada excesivo. A mi, me ha enganchado mucho el equilibrio entre una ejecución notable y un apartado vocal honesto, que no intenta cantar lo que no es capaz de cantar. Ojalá, todas las bandas que vuelven después de un hiato, lo hiciesen con una idea tan clara y tan interesante.
Le pesa el que a veces parecen transitar por lugares comunes y terrenos de sobra conocidos. Al oyente más versado en estos géneros, probablemente le aburra y se aleje. Sin embargo, no deja de ser un paseo emocionalmente rico y musicalmente sugerente que yo creo que eligen voluntariamente y que, a mi juicio, le aporta solidez y coherencia a todo el conjunto. Para mi, desde luego, una de las grandes sorpresas recientes, aunque no tengo muy claro si ellos mismos serán capaces de regalarme otro disco así, otra experiencia tan completa. Lo que sí sé, es que en 2024 hablamos el mismo idioma.
I Got Heaven (2024) - Mannequin Pussy
En estos tiempos, estamos viviendo un revival bastante potente del punk que se practicó durante toda la segunda parte de la década de los 80 y gran parte de los 90. A estas alturas, imagino que no hace falta que lo diga, como ocurre con muchos de mis iguales milenial, es la arena en la que me forjé como oyente y mucho de mi imaginario remite directamente a estos sonidos. Por eso, cuando aparece una banda como esta, no en vano les edita Epitaph, suelen tener todo mi interés casi instantáneamente y Mannequin Pussy no ha sido una excepción. No obstante, y a pesar de que he dedicado bastante atención a este disco, no las había escuchado previamente. Por tanto voy a ceñirme a este último disco, sobre el que creo que hay bastante que comentar.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que estamos hablando de una de las bandas que encarna no solo la vuelta de las guitarras al mainstream, también la evolución actual del rock de corte indie. Cuando hablo de indie, en este punto, lo hago en su acepción más primigenia, en su propuesta laten todos los grandes referentes del circuito independiente de los Estados Unidos. Aquí están muy presentes Nirvana, pero también quedan rastros de Fugazi y de Husker Du, de Bikini Kill, un poco de Beat Happening, e incluso trazas de lo que alumbró Faith No More en su Angel Dust, aunque sin duda, lo más presente es Courtney Love y sus primeros Hole (no debe ser una casualidad que Love formase parte, de forma muy breve, de la banda de Patton). De esta forma se construye un sonido bastante característico que plantea un acercamiento un poco más abrasivo que el que nos planteaba Friko, aunque a nivel de propuesta parecen transitar por sendas muy similares. Allí donde Friko se deja llevar por la sublimación melodramática y la emocionalidad desbocada, Mannequin abraza, la mayor parte del tiempo, un camino mucho más violento, aunque igualmente eléctrico. Para mi, la propuesta de Friko es mucho más interesante, atrevida y rica en matices, pero no me parecería correcto desmerecer I Got Heaven. Para Pitchfork, es uno de los mejores discos del año, incluso por delante del excelso The Collective de Kim Gordon. Yo no iría tan lejos, pero sin duda es un disco que merece la pena escuchar.
En lo personal, prefiero mucho más las canciones que bordean el hardcore, en las que Missi (la cantante) empieza a gritar y los tiempos se aceleran, dando lugar a una explosión de matices claramente punk y que se mira en referentes que también podrían ser los míos. En estos pasajes, de hecho, es donde más influencias se observan, donde mejor se desenvuelven y donde brilla su propia trayectoria. En sus anteriores discos, de hecho, suenan fundamentalmente así, aunque menos interesantes, todo hay que decirlo. Me gusta, además, porque me invita a jugar a adivinar a que hubiese sonado Celebrity Skin, si no hubiese sonado a lo que suena y porque creo que ya va siendo hora de darle el crédito que merece a Courtney Love. Sin embargo, las partes en las que se dejan llevar por ese rock alternativo, y aqui lo uso de forma peyorativa, blandito y sin alma me parece completamente prescindible y, para qué negarlo, me recuerda a todo lo que no del Adore y de todos sus discípulos. Courtney incluida.
De esta forma, al menos para mí, se construye un disco profundamente descompensado y que me deja un regusto algo agridulce. Cuando suenan a ellas, cuando recogen su propio testigo y lo elevan, suenan increíbles: frescas, potentes, bien guarras y con una furia riot que hipnotiza. Sin embargo, cuando intentan pescar en el charco de Wednesday y compañía, erran el tiro. Son manifiestamente incapaces de tejer temas con la complejidad, la gama de colores y de emocionalidad de estas, dejando únicamente un ejercicio técnico que puede estar mejor o peor, pero que no conecta conmigo.
I Got Heaven les va a traer mucho éxito y es un buen disco, aunque se equivocarán si deciden seguir el camino alt rock. Eso implicará, necesariamente, simplificar su sonido y perder toda la esencia que, a mi me interesa de ellas. Aunque, no pierdo de vista que, muy probablemente, sea un territorio que yo he habitado durante demasiado tiempo y eso explica, en última instancia, que no conecte conmigo. O yo con él. De todas maneras, insisto, vale la pena pararse a escuchar lo que Mannequin presenta en este disco.